PARABASE, más allá de la certidumbre

Ana María Álvarez
4. marzo 2024
Carla Ferrando y Pablo Garrido, fundadores de PARABASE. Cortesía: PARABASE

Descubrí PARABASE a través de una destacada revista mexicana especializada en la publicación de proyectos desarrollados en Latinoamérica. Mi atención se centró en un proyecto arquitectónico que se basaba en la protección del bosque de Chapultepec, ubicado en el corazón de la Ciudad de México, una de las metrópolis más grandes del mundo. Este hallazgo me condujo a explorar su página web y diversos artículos que detallaban los proyectos de este estudio de arquitectura, que opera tanto en América como en Europa, con sedes en Basilea y Barcelona. A pesar de la abundancia de información sobre sus trabajos, la identidad de las personas detrás de PARABASE resultó ser un misterio, lo que me impulsó a iniciar una búsqueda exhaustiva para desvelar sus responsables.

Compartimos aquí la conversación con Pablo Garrido, uno de los fundadores de PARABASE.

¿De dónde sale el nombre PARABASE?

La idea principal era que, al menos en el nombre, no figuraran nuestros apellidos, que es lo habitual en una oficina, algo que no nos interesa. Queríamos que el foco estuviera en la obra y no tanto en quién la hace. Aunque no es tan fácil porque nos hemos dado cuenta de que al hacer conferencias o participar en seminarios y clases debemos utilizar nuestros nombres. 

Carla Ferrando y yo, Pablo Garrido, empezamos la oficina. Ambos de Barcelona pero nos conocimos en Basilea y hemos desarrollado nuestra actividad entre Suiza, España y México.

¿Qué significa PARABASE?

Es una parte de la comedia griega donde el autor de la obra sale al escenario y cuenta las motivaciones políticas, morales o éticas que hay detrás de la obra. Es el momento en el que se desvela quién está detrás de la obra y se explica el argumento o las motivaciones detrás de esa obra.

Que por lo que está publicado online, esto es lo difícil de encontrar en PARABASE.

Sí, puede ser, pero esa fue la génesis. Es más interesante que cada uno se la apropie un poco y proyecte lo que crea.

Me gustaría que comentaras sobre la diversidad de proyectos en lugares tan diferentes: una obra en Ciudad de México de artes escénicas que preserva un bosque; una instalación en el festival Model de Barcelona en el año 2023; y unas viviendas prefabricadas de hormigón en Basilea. ¿Por qué estas tres ciudades y esta diversidad de funciones (por calificar de una manera fácil)?

No ha sido buscado, la verdad. Es hacia donde nos ha llevado la vida. Y, claramente, que hemos ido tomando las oportunidades que se han ido presentando, a veces con más éxito, otras con menos éxito. 

Por una parte, tanto Carla como yo hemos desarrollado nuestra actividad profesional en Suiza. Primero trabajamos para otros arquitectos del país y luego nos vinculamos como profesores con universidades suizas. Luego empezamos a participar en concursos en Suiza y en España. 

Seguimos conectados con Barcelona así que, al enterarnos sobre la convocatoria, nos presentamos al festival Model con un grupo de arquitectos rusos que habíamos conocido trabajando con Herzog & de Meuron, y dio la casualidad de que nos seleccionaron y realizamos un pabellón. La conexión con México, por otro parte, fue a través de una amiga española-mexicana, casada con el arquitecto mexicano Isaac Michan, con quien decidimos hacer un concurso público. Nos interesó el proyecto y el concurso, en parte, porque Gabriel Orozco, el artista, formaba parte del jurado. Tuvimos la suerte de ganar.

En resumen: ha sido muy orgánico, improvisado, a través de vínculos personales con distintas personas de diversas partes del mundo.

Llama la atención que, en un mundo en el que cada arquitecto debe especializarse en un tipo específico de proyectos, PARABASE trabaja en obras muy dispares. 

Sí, nosotros abogamos por la figura generalista del arquitecto, es lo que también intentamos transmitir en la universidad. De todas maneras, los proyectos empiezan a tener aspectos en común, como el de Barcelona y Basilea con la reutilización de componentes. Por esto, se nos ha intentado encasillar como expertos en reutilización y no nos consideramos así. Evidentemente, nos ocupamos por saber el máximo posible sobre el tema, pero es una de muchas estrategias, uno de los muchos campos del conocimiento ligados a la arquitectura que nos interesan.

Por otro lado, el proyecto de Basilea es el desarrollo de 150 viviendas, una obra relativamente grande que nos facilita, ahora, entrar en concursos del mismo tipo en Suiza o en otros países. Pero en otro tipo de concursos, como por ejemplo de escuelas públicas, que también hay muchos en Suiza, no podemos porque no tenemos ese currículum. En ese sentido, es un sistema que empuja a la especialización.

¿Por qué se fueron de Barcelona?

Queríamos formarnos en otros contextos, en otros países. Suiza nos atraía especialmente por el tipo de arquitectura que se hace. Es un país que funciona muy bien en el ámbito de la arquitectura y ha sido fácil quedarnos.

Al igual que la práctica actual de PARABASE, ¿crees que ese es el futuro de tu propia actividad y la de muchos arquitectos, de trabajar en diversos lugares del mundo?

Sí, yo creo que sí. Me interesa construir en distintos contextos y entender cuáles son las posibilidades que cada contexto ofrece. Luego, evidentemente, la tecnología lo permite pero creo, sobre todo, que se trata de una cuestión de apertura mental, de cuestionar la noción de oficina de arquitectura: si son un grupo de personas que comparten un espacio físico o no, si son un grupo de personas fijo o variable. Existen otras maneras de desarrollar trabajos como en otras industrias creativas donde son más comunes: según el proyecto, se trabaja con cierto grupo de personas porque es más adecuado, por ejemplo.

Al mismo tiempo, PARABASE está cuestionando, también, qué es arquitectura local al desarrollar un proyecto en México desde Suiza.

No, evidentemente es fundamental entender el contexto a todos los niveles en el que se opera. Eso es fundamental para hacer buena arquitectura. Creo que una de las cuestiones fundamentales es, y no quiero ser taxativo, la conexión con el lugar. Así que, para que exista esa conexión, es fundamental entender el lugar, lo que no implica que para entenderlo debas ser de ese lugar. Son dos cuestiones distintas.

De hecho, una de las cuestiones que valoramos como positivas en arquitectura es cierta apertura de mente, cierta falta de prejuicios, cierta falta de creencias. Cuando se es de un lugar determinado, puede ser que se tengan prejuicios más acusados de ese lugar. Creo que, a veces, un extranjero, por el hecho de tener una mirada fresca, puede hacer una lectura distinta. Ni mejor ni peor, distinta. Igual de interesante, igual de válida potencialmente.

La verdad es que esto también es algo muy gracioso porque a nosotros nos tratan de extranjeros en todos los sitios. Es decir, cuando estamos en Barcelona somos extranjeros, cuando estamos en Basilea somos extranjeros, y cuando estamos en México también somos extranjeros. Nos recuerdan temas técnicos que conocemos, sobre zonas sísmicas en México, aislamientos en Suiza o puentes térmicos en España. 

Es divertido ser extranjero siempre.

En alguna biografía online, se lee que PARABASE se interesa por la escritura, la edición y el comisariado como parte fundamental de su trabajo. ¿A qué se refiere?

Nos identificamos con los tres apoyos de los que habla Rafael Moneo: la práctica profesional, la docente y la de investigación y publicación. Hemos comentado las dos primeras; por otro lado, participamos en la Bienal de Venecia y en la Trienal de Lisboa con artículos sobre investigaciones que hemos desarrollado. En estos casos, como teníamos intereses teóricos o inquietudes intelectuales que no se vehiculaban con la obra construida sino con la obra escrita, buscamos entrevistar a diferentes personajes que nos parecían interesantes, con la idea de saciar esas inquietudes que teníamos.

Hablamos de temas muy distintos, desde diseño puro hasta historia de la arquitectura. La colaboración para la Bienal de Venecia, por ejemplo, la hicimos con Guillem Pujol, un buen amigo que es politólogo catalán, en el cual entrevistamos a una serie de personajes para hablar de políticas migratorias y cómo la arquitectura y el urbanismo podía favorecer a integrar a los migrantes. Entrevistamos a Saskia Sassen y David Harvey, entre un abanico bastante amplio.

La próxima publicación será con el Colegio de Arquitectos de Cataluña sobre la revista Quaderns. Hace unos años hicimos una investigación y una exposición (en el 2019) sobre la revista durante la dirección de Josep Lluís Mateo, en la que documentamos la conexión de distintos arquitectos, que publicaban su obra en esta revista, con otros arquitectos europeos. Nos interesó mucho entender que Quaderns fue la publicación que dio a conocer las primeras obras de Herzog & de Meuron, de Diener & Diener, de Coop Himmelb(l)au. Incluso, la revista recuperaba arquitectos que estaban un poco olvidados, como Lewerentz, Molino o Scarpa.

Detectamos que arquitectos italianos descubrían a otros arquitectos italianos a través de las páginas de Quaderns. O arquitectos ingleses que descubrieron a arquitectos suizos a través de esta revista catalana. Entrevistamos a muchos de estos protagonistas para poder trazar estas conexiones que no estaban documentadas.

¿Cómo ves PARABASE en el futuro cercano? Además de que estás haciendo estos proyectos, ¿qué esperas al terminarlos? ¿Más proyectos?

Más proyectos, sí. Más variedad de proyectos. Esperamos hacer proyectos de distinta índole y colaborar con profesionales de distintos ámbitos.

Jardín y pabellón escénico en el Bosque de Chapultepec, Ciudad de México. Cortesía: PARABASE
Instalación durante el festival Model de Barcelona. Cortesía: PARABASE
Viviendas prefabricadas en Basilea. Cortesía: PARABASE

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